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8.20.2010

Tu te has ido, yo aquí sigo…

Hay quienes en algún momento del camino nos dicen adiós porque han partido, y en ese desprendimiento es tan difícil continuar experimentando la ausencia y sintiendo que han dejado un vacío... nada se detiene, todo continúa... "Tú te has ido, yo aquí sigo."

Miro por la ventana cada auto que sin detenerse sigue hacia su destino. Se siente morir por dentro cuando se vive el dolor de perder a quien mucho se ha querido, pero el mundo sigue dando vueltas... "Tú te has ido, yo aquí sigo."

Cuesta tanto dejar ir, es muy complicado entender todo esto que suele suceder, nos sorprende, no avisa, simplemente ocurre sin ninguna explicación, aunque nos preguntemos ¿por qué? y no encontremos más respuestas que el silencio y la desolación, hay que seguir viviendo aunque se sienta que estamos muriendo de tristeza, no podemos detenernos... "Tú te has ido, yo aquí sigo."

Nos aferramos a los recuerdos, los abrazamos tan fuerte para que no se vayan al olvido, hay quienes se alejan porque ya no estás, otros siguen de largo tal vez sin pensar que aunque tú no estés y muchas cosas no vuelvan a ser igual... "Tú te has ido, yo aquí sigo."

Por dolorosa que sea la separación, no debemos permitir que nos desvíe del camino con que el Señor nos bendice. Hay que continuar en la obra de predicar el Evangelio de Salvación, para que cuando nosotros también nos hayamos ido podamos reencontrarnos con aquellos a los cuales les dijimos: "Tú te has ido, yo aquí sigo."

Amory Dixon.



Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído?

¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído?

¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?

¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?

Como está escrito:

¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!

Romanos 10: 13,15


1 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. 2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 3 tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; 4 tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; 5 tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; 6 tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; 7 tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; 8 tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. 9 ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?

Eclesiastes 3


1 Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; que sea amor o que sea odio, no lo saben los hombres; todo está delante de ellos. 2 Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento. 3 Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos. 4 Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto. 5 Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. 6 También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.

Eclesiastes 9