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12.14.2013

Sabiduría en tiempos dificiles

 
 Sabiduría en tiempos difíciles                                                           

11.24.2013

Que no se pierda nada


Las bendiciones de Dios nunca escasean, pero eso no significa que está bien ser derrochadores.

por Leslie Leyland Fields
Si tuviéramos que calcular la cantidad de desechos que producimos diariamente, la mayoría de nosotros descubriría que estamos botando demasiado, incluyendo comida. Pero, de tener la oportunidad, ¿quisiéramos mirar detalladamente lo que arrojamos? El hecho es que nuestra basura puede impartirnos sabiduría. Ella nos recuerda que no somos criaturas independientes que nos mantenemos por nuestros propios esfuerzos o recursos.
No podemos dejar de crear desechos. Aun el agua más pura se convertirá en desecho en nuestro cuerpo. Siempre hay algo que sobra. Los muertos son los únicos que no producen nada.
En este país, tendemos a ser derrochadores. Nos inclinamos a cansarnos de nuestra ropa antes de que se gaste. A menudo nos servimos demasiada comida y botamos el resto, sepultando más de 30 millones de toneladas de comida en basureros cada año (como nación, generamos alrededor de 250 millones de toneladas de desecho anualmente). La verdad es que botamos mucho porque compramos demasiado. Y compramos demasiado porque, en el país de la abundancia, no siempre es fácil saber la diferencia que existe entre necesidad y deseo. Siguiendo la lógica, hay algo que está claro: en términos de economía humana, cuando tenemos más, botamos más.

Pero no es así en la economía de Dios. En Juan 6.1-14, leemos acerca del momento en que Jesús convirtió el almuerzo de un muchacho en un banquete para 5.000 hombres. Cuando todos habían comido y quedado maravillados, Él dijo a sus discípulos: “Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada” (v. 12). A pesar de su capacidad de producir recursos infinitos, Jesús recomendó el ahorro. Eso es difícilmente lo que esperamos nosotros. Cuando la comida es escasa, cuando los recursos son pocos, y cuando un dios es limitado y sus milagros poco frecuentes, esperamos que haya frugalidad. ¡Sí, ahorramos cada migaja! ¡Porque quién sabe si habrá más después! Pero ¿cuándo el Dios de toda plenitud ha dejado de saciar cada apetito y satisfacer cada necesidad? Aun así, ¿qué no se pierda nada? Sí, aun así. Especialmente así. En tiempos de abundancia, como también de escasez, los recursos de Dios son preciosos.
En la economía del Señor —tanto en la de la abundancia como en la del ahorro— estamos llamados a no desperdiciar nada. En la parábola de los talentos del Señor Jesús (Mt 25.14-29), vemos esto de nuevo. Dos hombres responden acertadamente en cuanto a los vastos recursos que les fueron confiados por su amo (un “talento” equivalía a veinte años de salario). Invierten sabiamente y ganan más, devolviendo el doble a su amo. Pero el último hombre, que había recibido la menor cantidad de dinero, no hace uso de lo que recibió sino que lo entierra por temor y desconfianza. Entonces lo devuelve de mala gana a su jefe, diciéndole: “Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste (v. 24). No solo falla al no hacer uso del recurso que le había proporcionado su amo, sino que su motivación para no usarlo realmente aumenta su delito: proyecta su propia mezquindad a un hombre dadivoso. Por no confiar en lo que su amo le ha entregado, ni en su naturaleza generosa, el hombre lo pierde todo. Mientras tanto, a los hombres que han duplicado su dinero se les da más.
Tenemos que recordar que las palabras de Jesús rara vez funcionan en un solo nivel. Más tarde, en el texto de Juan 6, Él da un nuevo significado a lo que los discípulos habían presenciado en la alimentación de los 5.000. El Señor Jesús se identifica claramente a sí mismo como el pan del cielo (v. 41), y al hacerlo da a entender que su cuerpo fue partido para proveernos una vida que no tiene fin. Los discípulos no debían desperdiciar ni siquiera las migajas sobrantes. De la misma manera, nosotros no debemos desperdiciar el pan de nuestras mesas ni la redención que el pan simboliza. No debemos desperdiciar el cuerpo partido de Cristo. Debemos valorar nuestra redención y atesorarla para alimentar a otros.
Para utilizar nuestra redención bien, no podemos enterrar o almacenar lo que el Señor pone bajo nuestra mayordomía —ni nuestro dinero o nuestro tiempo; ni (literalmente) nuestros talentos, afectos, pérdidas, aflicciones o fortalezas. Al igual que los hombres de la parábola, ya sea que se nos entreguen una o cinco bolsas de oro, se espera que utilicemos y multipliquemos lo que hayamos recibido, para el éxito de todos.
Servimos al Dios de la abundancia y también del ahorro, cuyas medidas son muy diferentes a las nuestras. En una cultura derrochadora que nos incita, paradójicamente, a consumir por un lado, y a salir de las cosas por el otro, el Señor calladamente nos ordena, en medio de un banquete: Que no se pierda nada. Cuando vemos bien el valor de todo lo que Dios nos ha dado, y lo usamos correctamente, podemos esperar escuchar las palabras de Mateo 25.23: “Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”.

9.20.2013

LOS LABIOS DE LA EXTRAÑA -Proverbios: 5

Biblia Reina-Valera 1602
1.Hijo mío, está atento á mi sabiduría, Y á mi inteligencia inclina tu oído;
2.Para que guardes consejo, Y tus labios conserven la ciencia.
3.Porque los labios de la extraña destilan miel, Y su paladar es más blando que el aceite;
4.Mas su fin es amargo como el ajenjo, Agudo como cuchillo de dos filos.
5.Sus pies descienden á la muerte; Sus pasos sustentan el sepulcro:
6.Sus caminos son instables; no los conocerás, Si no considerares el camino de vida.
7.Ahora pues, hijos, oidme, Y no os apartéis de las razones de mi boca.
8.Aleja de ella tu camino, Y no te acerques á la puerta de su casa;
9.Porque no des á los extraños tu honor, Y tus años á cruel;
10.Porque no se harten los extraños de tu fuerza, Y tus trabajos estén en casa del extraño;
11.Y gimas en tus postrimerías, Cuando se consumiere tu carne y tu cuerpo,
12.Y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo, Y mi corazón menospreció la reprensión;
13.Y no oí la voz de los que me adoctrinaban, Y á los que me enseñaban no incliné mi oído!
14.Casi en todo mal he estado, En medio de la sociedad y de la congregación.
15.Bebe el agua de tu cisterna, Y los raudales de tu pozo.
16.Derrámense por de fuera tus fuentes, En las plazas los ríos de aguas.
17.Sean para ti solo, Y no para los extraños contigo.
18.Sea bendito tu manantial; Y alégrate con la mujer de tu mocedad.
19.Como cierva amada y graciosa corza, Sus pechos te satisfagan en todo tiempo; Y en su amor recréate siempre.
20.¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la ajena, Y abrazarás el seno de la extraña?
21.Pues que los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, Y él considera todas sus veredas.
22.Prenderán al impío sus propias iniquidades, Y detenido será con las cuerdas de su pecado.
23.El morirá por falta de corrección; Y errará por la grandeza de su locura.

7.22.2013

Dios nos ha dado las herramientas para no fracasar


La  felicidad en la vida de una persona depende en gran manera de sus triunfos y fracasos. Alegrarse por sus triunfos y sacarle el máximo provecho a las experiencias del fracaso. Pero la biblia realmente no tiene planes de fracaso para nosotros los creyentes
El triunfo o fracaso en nuestra vida esta ligado a nuestro interactuar con la palabra, en las decisiones que tomamos. De hecho, las buenas decisiones son  fuerte ancla de nuestras victorias, pero ¿cómo podemos tomar buenas decisiones? o ¿Cómo sabemos que es una buena decisión?
Las decisiones y nuestras actitudes de respuesta a todo lo que nos rodea esta estrechamente ligado al triunfo o fracaso. Pero muchas veces se nos olvida que el éxito no siempre es lo que aparentemente me favorece. Tenemos una mala percepción de la realidad, no podemos concluir  que mi éxito podría ser la  realización de mi deseo.
Indudablemente Dios es quien tiene el control y sólo el sabe lo que puede favorecer nuestras vidas, pues muchas veces, por muy inteligentes que seamos no sabremos cual es la mejor decisión en un caso determinado, pues nuestra humanidad nos lleva siempre a mover la balanza  a lo que es supuesta mente a nuestro favor  o a la de los nuestros, sin poder visualizar las consecuencias futuras y el riesgo que corre nuestra Fe y nuestra vida.Pero nuestro Dios si sabe cual es la decisión correcta, y la actitud o respuesta que debemos dar en cada caso que se nos presente en la vida.                                                                           
De modo que todo se resume en "Pedir a Dios lo que necesitamos".
                                                             
Pero cuando se trata de pedir a Dios, muchos anteponen sus pensamientos y voluntad, pues ignoran que nuestro entorno y todo lo que existe esta regido por la Voluntad  de Dios, de modo que en El esta la respuesta correcta o el recurso que necesitamos.
No pretendamos edificar con nuestras propias herramientas y voluntad, construyamos  mas bien, sujetándonos a la voluntad excelente de Nuestro Dios Bendito.
Vayamos en fe al que tiene los mejores caminos preparados para los que confían en El.                                                                                                     
Hay quienes no obtuvieron respuesta de Dios, incluso piensan que Dios no esta interesado en dar o responder nuestras oraciones,  leamos lo que dice este texto bíblico.
Y ésta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. 1 Juan 5:14-15                          
La palabra de Dios garantiza que recibimos lo que pedimos, sólo lo que está en su voluntad.                                                                                                             
Esto garantiza nuestra petición a Dios y da por hecho lo que hemos pedido.                                          

Es decir que lo que pido, recurso u orientación, lo tengo por mi oración.
Lo invisible se convierte en realidad por mi oración. Siempre y cuando esté en su voluntad.        

Y lo más importante es que si no recibimos lo que pedimos, es un indicio de que de otorgárnoslo  nos llevaría al error y al fracaso.
                              
Es decir que mi oración tiene doble propósito: conocer lo que esta en la voluntad de Dios al no recibir respuesta y obtener lo que necesito para lograr mis triunfos o victorias si pido conforme a su voluntad.
(PM)

6.17.2013

LA COMUNICACIÓN EN EL MATRIMONIO

 


Por el pastor Adrián Rogers


INTRODUCCIÓN

Los consejeros matrimoniales están de acuerdo: la mayoría, si no TODOS, los problemas matrimoniales tienen sus raíces en la comunicación. Frecuentemente en nuestros matrimonios actuamos como solistas, cantando solos, sin ningún compromiso con nadie. No obstante, el matrimonio es un dueto, no un solo. Y el Cantar de los Cantares nos muestra un matrimonio de la vida real, lleno con la música de una infinita, personal y abierta comunicación.

DISCUSIÓN

Aquí está la pura verdad acerca de la comunicación en el matrimonio: Comuníquese, o su matrimonio se desintegrará. Y los matrimonios que se encuentran en problemas son porque tienen una mala comunicación.

Los expertos dicen que hay CINCO NIVELES de comunicación:

El nivel FRÍVOLO.  Es la comunicación que experimentamos diariamente con nuestras relaciones casuales: el tiempo, los deportes, las modas y cosas por el estilo. Hacemos esto frecuentemente, aun sin pensarlo. Es comunicación tipo “piloto automático”.

El nivel FACTUAL.  Ésta se orienta un poco más al contenido que la comunicación frívola. La comunicación factual, basada en los hechos, ahonda un poco más en el conocimiento de varios temas, pero aun sin una verdadera y personal participación.

El nivel del COMPAÑERISMO.  Aquí comenzamos a ser un poco más personales. Compartimos ideas, opiniones, filosofías. Empezamos a arriesgarnos a ser rechazados por nuestras creencias.

El nivel de los SENTIMIENTOS.  En esta clase de comunicación vamos un poco más profundo. No sólo compartimos ideas y creencias básicas, sino que compartimos nuestros sentimientos acerca de las mismas.  Les dejamos a los otros saber cuán importantes son para nosotros. Esto es más arriesgado, y es lo más profundo que la mayoría de las personas se acercan a los demás.

El nivel de LIBERTAD.  Este es el más profundo nivel de la comunicación. Somos completamente abiertos con nuestro cónyuge. Compartimos los más profundos sueños, temores, ideas, sentimientos, sin ningún temor de ser rechazados. La palabra “intimidad” proviene del latín “intimuce”, que significa "lo más íntimo”. Verdaderamente una comunicación íntima abarca todos esos sueños, creencias y sentimientos que usted no compartiría con nadie más. Este nivel de libertad en la comunicación es el SECRETO de un amor duradero.

Cuando la Biblia habla de marido y mujer que se unen en el acto matrimonial, usa la expresión: “…y conoció a su mujer…” El ser completamente conocido y aun así ser amado es la meta suprema del matrimonio. Esa es verdadera intimidad. Todo matrimonio la necesita sobrevivir.

LA DIFICULTAD CON LAS DIFERENCIAS

La comunicación íntima no sucederá sin algunos ajustes, especialmente de parte de los hombres. En los matrimonio más problemáticos, el hombre no habla. Una mujer me dijo que la única ocasión cuando su esposo hablaba era cuando necesita comida o sexo. Eso no es correcto. Los hombres necesitan hablar, sea que quieran o no.

El silencio por parte de los maridos es el causante de la mayoría de los problemas de comunicación en las familias. La esposa, que anhela comunicarse, lo pone entre la espada y la pared, tratando de que él hable. Y él explota. Irónicamente esto es a veces mejor para la esposa que el silencio de él.  Por lo menos así ella tiene toda su atención.

Yo no digo que ella debe buscar una pelea. Pero en lo más profundo de ella hay algo que prefiere un argumento en vez del silencio. Ella quiere comunicarse y es comprensible, porque esa en la manera en que Dios la creó.

¿Ha notado la cantidad de libros que hay sobre el matrimonio? ¿O la intimidad? ¿O la comunicación? Aquí está el problema: ¡la gente que los necesita no los lee! Las mujeres los leen, pero los hombres que en realidad necesitan ajustarse a las necesidades comunicativas de sus esposas, ¡no los leen!

Y esto también es comprensible. Existen barreras naturales para que el hombre se comunique con la intimidad que su esposa desea. Y las esposas necesitan tomar esto en cuenta para que pueda hacer los ajustes necesarios.

Considere los siguientes artículos publicados en una revista femenina: “Cinco formas de desarrollar intimidad en su matrimonio”; “Cómo tener armonía en el hogar”; “Alcanzado la intimidad con su amado”. Ahora, ¿qué es lo que los hombres leen en sus revistas? “Cómo remodelar su garaje”; “Cómo duplicar el kilometraje de su vehículo”; y “Cómo ganar en grande en el Mercado de Valores”.

Sí, hay diferencias entre hombres y mujeres que afectan la comunicación matrimonial. Algunas surgen del hecho de que fuimos criados en forma diferente. A los niños se les enseña a no llorar, a no mostrar ninguna emoción. Y parte del mito machista de la autoconfianza es el silencio, que se supone comunica un completo autocontrol.

Estas diferencias entre hombres y mujeres deberían darnos un saludable entendimiento en relación con las luchas de nuestros cónyuges. Sin embargo, con el poder del Espíritu Santo, estas diferencias no deben detenernos en tratar de imitar la intimidad de Salomón con su esposa. Nunca alcanzaremos la perfección. Pero mientras nos acerquemos a ella, más felices serán nuestros hogares.